Natalia Miranda es en la realidad arquitecta además de actriz.
En nuestra película «Sin música» figura como que llega con sus hijos a Tandil para volver a habitar esta casa que ella construyó y que habían abandonado por circunstancias que son los elementos dramáticos de film.
Aunque no se corresponde el estilo de esta construcción con el propio con el que Natalia trabajaría, esta casa (gran aportación de Cecilia, coproductora local) se convierte en coprotagonista del relato por su imagen única en Tandil (y en cualquier sitio).
Solamente una vez anterior, en mis películas, en «Frente al mar«, la casa de la narración tenía esta personalidad que la hacía ser importante en el transcurso del film.
Natalia junto a Manolo y Sergio están montando ya para llegar a tiempo de presentarla al Bafici donde aspiro a participar por primera vez en la competencia argentina (y que Natalia obtenga el premio a mejor interpretación femenina).



