los otoños crujen muy ocres…

los otoños crujen muy ocres
escribo unas líneas breves y gruesas aquí
llenas de todo lo que somos
y llega la invitación en la confitería de Paraguay con Esmeralda
– una película ¿pero ahora mismo?
– en septiembre, sí. que tienes que escribir tú el guion, que eso es lo que te estoy proponiendo. tiene que salir de ti, y te tiene que gustar a ti, porque es la expansión de eso que has escrito.
(la respuesta solo podía ser sí, y a la vez cómo)
– justo ahora que estoy con la superposición de duelos. es que mi mamá acaba de fallecer y mi papá está ahí afuera, esperándome en el auto. viene a todos lados conmigo porque no puede estar solo, ni volver a su casa. no puede estar en ningún lado y yo entiendo bien eso. entonces, está conmigo.
– lo siento mucho. ¿podré saludar a tu padre? acercarme hasta el coche, digo.
– por supuesto.
el saludo de dos caballeros en recorte temporal.
lo español, lo cortes.
sin estridencias.
a partir de ese día, cada vez que conversé con Gonzalo me preguntó por mi padre. ni una vez olvidó enviarle sus saludos.

en medio de todo aquello
sin entender todavía bien cómo
rodamos SIN MUSICA hace pocos días en Tandil
escribir, producir, viajar en familia
ensayar lo que se impone
apoyarse en los amigos
y confiar en el remolino
actuar y no actuar

el agradecimiento es tan grande como la sorpresa

Gracias Gonzalo @gongarpel
Gracias Festival Internacional de Realización Audiovisual FIRA @festivalfira
Gracias Jose @josecelestinocampusano
Gracias Dolo, Manolo, Mario, Cami, Ceci, Walter, Emi, Maga, Juli, Mateo, Nahue
Gracias familia GONG cinepelayo
Gracias Lau @lauranevole y Pablo @pabloragoni
Gracias Lucia Seles
Con ustedes, todo:
Umi @umi_edul
Gracha @graciana.edul
Kais @kais.edul

Para Leonardo, mi amor

Natalia Miranda

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