“Ainur” es una película de Gonzalo García-Pelayo.
La segunda de “El año de las diez“,
Es una glosa del impacto que causa una ciudad completamente nueva, Nur Sultán (Kazajistán), y sus gentes, especialmente sus jóvenes mujeres en un visitante casual que pudiera llegar a ella sin demasiada información. Pero, sobre todo, es una película de amor, de amor hacia la imagen mítica de Ainur, la chica kazaja que para algún personaje del film es el reflejo de todas las mujeres y que ninguna es ella, pero varias pueden llegar a ser casi ella.
Rodada en un país con nueve meses muy fríos ha sido rodada, lógicamente, en un templado verano.
Disponible actualmente en FlixOlé
Dos amigos, Víctor y Pablo, y una joven fotógrafa Martina, actual pareja del primero, buscan por distintas razones el espíritu de una mujer llamada Ainur en una ciudad sin pasado, Nur Sultán, nueva capital de Kazajistan.
Víctor, marido de Ainur que falleció en un accidente, viaja al país natal de ella para visitar a su familia y juntos rememorar su legado.
Pablo, secretamente enamorado de Ainur, pretende reencontrase con ella buscando su alma en las calles y edificios de la ciudad donde nació. Martina intenta entender el por qué de la fascinación que aún sienten Victor y Pablo por esa mujer que ella no conoció, grabando un documental sobre la ciudad y sus gentes.
Del casting de este documental saldrá un grupo de jóvenes kasajas en las que los tres protagonistas intentarán encontrar un reflejo de Ainur.
Gonzalo García Pelayo vuelve a sorprendernos con una arriesgada historia rodada a miles de kilómetros de distancia en una fascinante ciudad en la que confluyen diferentes formas de amar a una misma persona: la carnal, la espiritual, la imaginada… Un viaje en el que se confrontan culturas, idiomas y se mezclan la fuerza de lo atávico y la capacidad del ser humano para progresar en lugares inhóspitos.
DIRECTOR: GONZALO GARCÍA-PELAYO
- Ayudante de dirección: JOSE RAMÓN HALCÓN BEJARANO.
- Equipo Pavanblos
- Ayudante de dirección / Script: VANESSA GARCÍA-PELAYO.
- Guión: JERÓNIMO SILVIO IGLESIAS APARICIO, CHIPI, JOSEMA GARCÍA-PELAYO y JOSERRA HALCÓN
- Documentación: SUSANA LÓPEZ CORCUERA
- Poemas: EMILIO PORTA y LUISA GARCÍA GRAJALVA
- Música: PEPE ORTEGA, JOSEMA GARCÍA-PELAYO y CARLOS CARCAMO
- PRODUCCIÓN:
- Productor ejecutivo: GERVI.
- Directora de producción: PILAR CAMPANO.
- Jefa de Producción: AMAYA ALVAREZ.
- Coordinador de producción: JAVIER GARCÍA-PELAYO.
- Ayudante de Producción: RAQUEL MARTÍNEZ
- SERVICE FROM KAZAJISTAN PRODUCTION
- CONCRETE PARTNERS GROUP LLC
- Supervisor: SALTANAT RASSILOVA
- Director: MEREY ZEINESH
- Assistant: AISHA KHAKIMZHAM
- Supervisor: DIEGO GABRIEL AMADO GARCÍA
Translator: DANEL BERSEBAYEVA
Translator: DARYA NOTA
Translator: ALBINA BABANAYEVA
Translator: SEITBAEVA MARIA - SONIDO/SOUND
- Technician: ERNAT ALIMZHAN
- Sound engineer: ABYLAIKHAN TOLEBAYEV
- Assistant of the sound engineer: AISULTAN MURATBAY
- ELECTRICOS/ELCTRICIANS
Gaffer: ZHASULAN TUTKABAYEV
Gaffer: ASLAN TUTKABAYEV
Gaffer: MURAGER MYRZAKHANOV
Gaffer: AIDAR KASSYMOV
Gaffer: ALIBEK IBRAGIMOV - FOTOGRAFÍA
- Contribución artística: JOSÉ ENRIQUE IZQUIERDO
- Operador de cámara: CANDELA GARCÍA-PELAYO
- Operador de cámara: PEPE FREIRE CHAPELA
- Ayudante de cámara: OLIVIA CÁBEZ
- Ayudante de cámara: FERNANDO VÁZQUEZ
- Pilot of the drone: ASSAN TOLEU
- MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA
- Maquillaje: CRISTINA GARCÍA-PELAYO
- Maquillaje: ANA ISABEL VELASCO GAY
- Peluquería: JASMINE T. OLLIVIERRE
- Montaje: PACO L. CAMPANO
Ayudante de montaje: CARLOS RODRÍGUEZ - Diseño Sonido: TRES GATOS SONIDO
- Color: DANIEL BELZA
- CAST: PABLO PIEDRA, OLIVIA CÁBEZ, VICTOR VÁZQUEZ, AIDA KHAIDAROVA, INDIRA KALI, BATYRKHAN ADILKHANOV, AGATA KAPANOVA, ELMIRA, MUKHAMEJANOVA, NAZERKE AKHMET, NARGIZ DARMENOVA, ARUZHAN TULESHOVA, AZIZA KISMELYEVA y ASSEL AMINOVAD.
- Agradecimientos
- Colaboración artística (Foto) : CONSUELO LÓPEZ y LUCIANA SERRANO
- Cuaderno de viaje : OLGA PARRA
- Making Of : CARLOS ESCOLANO
- LUIS GARCÍA–PELAYO, JOSE LUIS RODRÍGUEZ NERI, JAIME GARCÍA-PELAYO, PILAR LUQUE ALONSO y CARLOS ESCOLANO.
- G-Global: Serik Nugerbekov, Amanzhanova Zamzagul, Yakushevich Sergei y Natalia K. Denisova.
- DURACIÓN: 73 MIN. 56 SEG.
- FORMATO DE RODAJE: DIGITAL
- RATIO: 16:9
- COLOR
- PROYECTO EXPERIMENTAL
- GÉNERO: ESPÍRITU FICCIÓN
AINUR
Como ya hemos dicho, Ainur transcurre en la capital kazaja, en Nur-Sultán. Nur-Sultán es una ciudad desconocida para la inmensa mayoría de los espectadores, de modo que no es que no exista memoria cinéfila en relación a ella, es que ni tan siquiera cabe hablar de memoria en relación a un lugar que no es posible “re-conocer” sino exclusivamente “conocer”, afrontar esa experiencia única y genuina de entrar en contacto con algo nuevo e ignoto. Ese acontecimiento, en estos tiempos de saturación y exceso de información, de creer que ya sabemos todo, genera la sensación en el personaje interpretado por Víctor Vázquez de que Nur-Sultán no existe. Porque, en gran medida, recordando a Tarkovski, parecería que el ser humano ha perdido su capacidad de identificar y contactar con lo prodigioso, que lo ha excluido de su vida como una imposibilidad inalcanzable. Por lo que contemplar esa ciudad construida en medio del desierto, esa ciudad que, de la noche a la mañana, pasó a ser una localidad modesta y provinciana en una urbe de rascacielos, edificios de cristal y construcciones modernistas, genera un shock que es el alma de la película, un enfrentarse sin referentes a la realidad para dirimir las cuestiones esenciales que esta nos plantea.
Un momento de Ainur con Olivia Cábez, Pablo Piedras y Víctor Vázquez, protagonistas de la película
En Ainur, Gonzalo García-Pelayo enfrenta a los personajes y a los espectadores al hecho desnudo del descubrimiento y del hallazgo, no solo porque nos traslada a una ciudad desconocida porque, casi siempre, oímos hablar a sus habitantes sin ayuda de subtítulos o traducción simultánea, de modo que solo tenemos la expresión del rostro, los gestos, los movimientos corporales y el contexto para interpretar lo que nos dicen y nos quieren comunicar. Pero no hace falta nada más para seguir el hilo de lo que va sucediendo y para identificar los momentos en los que se plantean las cuestiones clave del film. La primera de ellas, el tema de la individualidad, la capacidad del ser humano para no ser absorbido por el tiempo-masa, para, tal vez, desaparecer, difuminarse para poder existir realmente. Podemos pensar en Rebeca (1940) de Alfred Hitchcock, cuyo título remite a un personaje que ya ha fallecido pero cuya presencia impone su reinado despótico sobre todos los residentes en Manderley y que logra intimidar desde su posición fantasmal a la protagonista, un personaje del que nunca llegamos a saber su nombre, que no consigue salvar su individualidad frente al coloso en el que vive. Pero se nos puede venir también a la memoria La aventura (1960) y El eclipse (1962) de Michelangelo Antonioni (las exploraciones urbanísticas y arquitectónicas en ambos films tienen un evidente aire de familia con las de Ainur), dos películas sobre las que yo he acabado teniendo la duda de si los personajes desaparecen o si lo que nos quiere expresar el director italiano es que han acabado siendo absorbidos por la uniformidad y estandarización de la época. En contraposición a estas dos visiones que tienden al pesimismo, y acorde con el carácter muy distinto de Gonzalo García-Pelayo, el personaje de Ainur que da título a la película ya ha muerto en un accidente cuando la película empieza pero con ello lo que ha conseguido es dejar su influjo positivo en todas las personas que ha llegado a conocer. Estamos todo el tiempo viendo a Ainur aunque en ningún momento aparezca en el film. Y lo hacemos a través de quien fue su marido (Víctor Vázquez), de quien es la nueva pareja de este (Olivia Cábez), de quien fue un gran amigo y, quizás, enamorado en silencio (Pablo Piedras), de su familia y de las mujeres de Nur-Sultán que vamos conociendo.
Imágenes de los cuatro intérpretes que dan vida a la familia de Ainur en Ainur
Pero, junto al tema de este personaje poderoso que sigue irradiando su personalidad en todos los que tuvieron alguna relación con ella, aparecen otros habituales en las películas del director como todas las caras con las que el amor se manifiesta, la búsqueda de lo sublime, la belleza de la mujer y, cómo no, los milagros finales en forma de catarsis personales, concentradas en dos escenas que, lejos de cualquier ampulosidad rimbombante, sintetizan y concentran con máxima sencillez todos los hilos con que ha ido tejiendo el tapiz de su película. Solo despojados de ideas y cargas previas, en un espacio del que llegamos a dudar si existe o no, en un territorio sin cartografiar, es como podemos llegar a descubrir nuestro auténtico y verdadero destino personal
Olivia Cábez y Víctor Vázquez en un momento de Ainur.
A MODO DE RECAPITULACIÓN
En su búsqueda de lo sublime, el cine de Gonzalo García-Pelayo se acaba impregnando de lo que podríamos denominar un misticismo laico y carnal, de una visión del arte como escalada a una cima que solo dura unos pocos segundos pero que se hace infinita. Es la llegada a esa cumbre la que da sentido al camino, no al revés. De nada sirve una ruta que llegase a casa o a los rincones habituales ya transitados. Posiblemente, el caminar sería más firme y seguro pero no merecería la pena realizarlo desde el punto de vista artístico. En términos creativos, siempre hay que ir a ciegas para acabar viendo la luz.
Un significativo momento visual en Ainur