
«Vivir en Sevilla» es una película de Gonzalo García-Pelayo.
“Vivir en Sevilla es una película a la vez magistral y fallida, una máquina soltera sobre el deseo, que en su trama mezcla historias del retorno del exilio y de la represión a la delincuencia, aventuras eróticas y filosóficas, cine dentro del cine y meta-relatos, Miguel Ángel Iglesias y Farruco, liberación sexual y viejos arquetipos novelescos, flamenco rock y bailes de flamenco “puro” y sobre todo un vagabundeo libre, una deriva caótica por la ciudad de Sevilla que titula la película. Julio Pérez Perucha lo explicó bien cuando habló de una “ensalada de sintagmas” para definir su texto cinematográfico. En ella hay de todo, cine documental y cine de ficción, deconstrucción y cinéma vérité, documental etnográfico y denuncia social, reportaje musical y comedia política.”
Pedro G. Romero:
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“Vivir en Sevilla es una película a la vez magistral y fallida, una máquina soltera sobre el deseo, que en su trama mezcla historias del retorno del exilio y de la represión a la delincuencia, aventuras eróticas y filosóficas, cine dentro del cine y meta-relatos, Miguel Ángel Iglesias y Farruco, liberación sexual y viejos arquetipos novelescos, flamenco rock y bailes de flamenco “puro” y sobre todo un vagabundeo libre, una deriva caótica por la ciudad de Sevilla que titula la película. Julio Pérez Perucha lo explicó bien cuando habló de una “ensalada de sintagmas” para definir su texto cinematográfico. En ella hay de todo, cine documental y cine de ficción, deconstrucción y cinéma vérité, documental etnográfico y denuncia social, reportaje musical y comedia política.”
Pedro G. Romero:
DIRECTOR: GONZALO GARCÍA-PELAYO
- Intérpretes: Ana Bernal (Ana), Lola Sordo (Teresa), Miguel Ángel Iglesias (Miguel), José Miguel Campos (Alberto), Guillermo Méndez (Luis)
- Producción: Za.
- Fotografía: José Enrique Izquierdo.
- Música: Benito Moreno, Azahar, Pablo Guerrero, Farruco.
- Duración: 108 minutos
Academia de cine
Encuentro con Gonzalo García Pelayo, Javier García Pelayo, Beatriz Sáez, César Martínez y Carlos Escolano, moderado por Juan Vicente Córdoba, tras el pase de Vivir en Sevilla en la Academia de Cine.
Historia de nuestro cine – Vivir en Sevilla (presentación) 16 ago 2017. TVE 2
Elena S. Sánchez y Jordi Costa presentan la película “Vivir en Sevilla” (1978).
Vivir en Sevilla (presentación)
Publicado el 13/09/2013 por Rafa Morata, en cine por delante Vivir en Sevilla (Gonzalo García Pelayo, 1978)
Dividida en cuatro fragmentos (un prólogo donde se presenta a los dos protagonistas, Ana y Miguel; una primera parte donde asistimos a la ruptura de su relación y al inicio de sendas aventuras amorosas por parte de ambos; un intermedio donde, siguiendo el modelo de Ingmar Bergman, el director pregunta a la maquilladora y al autor de la música y de las pinturas de la película, cómo creen que acabará la historia de amor además de propiciar un debate sobre la condición y el deseo femeninos; y una segunda parte especialmente arrebatadora en su particular y extraño lirismo donde se resuelve el interrogante), “Vivir en Sevilla” constituye una de las experiencias más apasionantes del cine español de la época de la Transición, una película única, singular, distinta, excepcional, innovadora y fresca, recorrida por el espíritu de Jean-Luc Godard pero sin renunciar a la arrolladora personalidad (y carácter marcada y sentidamente andaluz, sevillano, sin abandonarse en momento alguno a folclorismos, tópicos o lugares comunes: más bien dinamita cualquier idea preconcebida que el espectador pueda crearse en torno a esta propuesta) que impone su director, Gonzalo García Pelayo.
Link a la crítica
Pedro G. Romero:
“Vivir en Sevilla es una película a la vez magistral y fallida, una máquina soltera sobre el deseo, que en su trama mezcla historias del retorno del exilio y de la represión a la delincuencia, aventuras eróticas y filosóficas, cine dentro del cine y meta-relatos, Miguel Ángel Iglesias y Farruco, liberación sexual y viejos arquetipos novelescos, flamenco rock y bailes de flamenco “puro” y sobre todo un vagabundeo libre, una deriva caótica por la ciudad de Sevilla que titula la película. Julio Pérez Perucha lo explicó bien cuando habló de una “ensalada de sintagmas” para definir su texto cinematográfico. En ella hay de todo, cine documental y cine de ficción, deconstrucción y cinéma vérité, documental etnográfico y denuncia social, reportaje musical y comedia política.”
Álvaro Arroba:
Gonzalo García Pelayo es un cineasta de un pelaje difícil de describir y aunque sus aventuras extrafílmicas son de una bizarría extrema (la última vez se definió como “Jugador profesional y cineasta”), se revelan fundamentales para entender su desigual y corta obra. Su cine, sobre todo Vivir en Sevilla, es tanto de bagaje vivencial en dormitorios y calles (Garrel y Eustache), como cultural (Godard), y sin embargo profundamente andaluz (casi gitano) de raíz, lo que le aleja de cualquier sospecha de afrancesado acomplejado. Sus territorios son los lapsos de descanso de sus héroes: los personajes épicos de su Sevilla postfranquista, sus momentos de intimidad sexual y por encima de todo el amor puro y desgarrado hasta el semen vertido a las mujeres (“Hijo, lo único que importa es el amor”, le dice un padre conmovido a su primogénito paseando por Triana). Atiborrada de ideas visuales y narrativas, Vivir en Sevilla es una de las obras maestras olvidadas del cine español.
“Cine español, y cine universal, como si metiéramos al Bergman de “Confesiones de un matrimonio” con muchos de los Godard y Truffaut de los 60, los agitáramos con varios artículos de nuestra Constitución y, arrojados sobre celuloide, plasmaran un ambiente de libertad creativa e intelectual que no es fácil encontrar en la actualidad. Todo ello usando a Sevilla como decorado y como personaje, oliendo sus perfumes pero también sus inmundicias, las pasionales y las derivadas de esas cloacas de la dictadura que siguen perviviendo. ¿Acaso este cine de García Pelayo no tiene la misma frescura y desvergüenza que el primer Almodóvar? ¿Porqué éste se consagra desde el principio y el de García Pelayo cae en el olvido?”
Link a la crítica
“Hay una fuente, niña, que la llaman del amor, donde bailan los luceros y la luna con el sol” Triana. Plano fijo, picado, de un tocadiscos. Una mano acciona la aguja colocándola sobre el disco. Escuchamos un son cubano. En cierto momento de la canción, la mano detiene la música. El plano es sustituido por un cartel, como ya ha sucedido varias veces desde el inicio de la película. En él, la letra que acabamos de escuchar, y algo más: “Vienes quemando la brisa, con sones de primavera para implantar tu bandera, con la luz de tu sonrisa.” Alberto se obstinaba en oír como canción de amor esta canción que no lo era. Retorno al plano. La mano recoloca la aguja en el mismo punto que antes. Escuchamos los mismos versos, pero ahora la canción continúa. La letra completa dice: Vienes quemando la brisa Con sones de primavera Para implantar tu bandera Con la luz de tu sonrisa. Aquí se queda la clara, La entrañable transparencia De tu querida presencia, Comandante Che Guevara.”
Por Rafa Morata 13.09.2013
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