Degas: Estudio sobre bailarinas desnudas.
Parece lógico que la manifestación escénica que más tienda al desnudo sea la danza. Todo baile es un ritual de aproximación y de atracción al sexo contrario. Desde el mito de Salomé hasta los personajes de Isadora Duncan y Joséphine Baker es algo que parece natural, que va de la mano del instinto.
Pero ¿por qué no, aunque fuera en menor medida, se ha producido el mismo fenómeno con el canto que tiene raíces tan parecidas a la danza? ¿Ningún pintor, ningún Degas, hizo un cuadro sobre una cantante desnuda? ¿Pasará Anikka (y también Tasha con sus patines) a la historia de las artes escénicas como pasó la Duncan?
Pasen y vean, link a «Cantar desnuda«